toris rojas del templo de Fushimi-Inari en Kyoto

Japón

Eraseunavez que me fui a Japón

No me gusta volar, pero se me convence rápido. Cuando alguien me dijo “me encantaría ir a Japón”, no me lo pensé dos veces. A lo mejor yo no tenía la misma ilusión, a lo mejor no era mi primer destino vacacional en ese momento, probablemente no sabía ni dónde me metía, pero… ¡vamos, vamos, que nos vamos!

En seguida me pongo a buscar vuelos y conexiones en www.vuelosbaratos.es sin pensar las horas que supone coger un avión o varios de aquí a Tokyo. Pruebas diferentes aeropuertos y aerolíneas hasta que “Putamadre! tengo un vuelo con la Turkish de Bilbao a Tokyo con escala en Estambul por 550€ ida y vuelta”. Sí, sí… IDA y VUELTA, porque cuando se va, nunca me acuerdo que luego hay que volver. Maldita la gracia que me hace mi último día de vacaciones.

La verdad es que no pienso en el vuelo hasta el día de embarque. El día a día me tiene ocupado y la ilusión de las vacaciones en un país exótico me nulan el juicio. Salvo cuando en las noticias ves que Turquía y Siria se están atizando y uno derriba el caza del otro por invadir su espacio aéreo. Y pienso… a ver si ahora en el trayecto nos va a caer un pepino “made in damasco” por la gracia y gloria de lor turkitos. Que si estás paranoico, que si se te va la pinza, bla, bla, bla… Ahí lo tenéis!!!! Avión malayo derribado por un misil soviet. Toma, toma y toma! No lo quería decir, pero… OS LO DIJE!!!! Y no sigo porque me estoy yendo por los cerros de Úbeda. Aterricemos.

Cruce de Shibuya en Tokyo

Fuente de insìración

Japón. Un país lleno de japoneses, raros de cojones, pero simpaticones. Un país muy diferente, muy fotogénico, una cultura rica en historia, tradiciones, colores y formas. Un país donde puedes encontrar la perfección y el diseño hasta en una sopa ramen.

Un país en el que conviven estilos tan dispares como el collage, el pop-art o el mínimal. Japón es toda una fuente de inspiración para cualquier diseñador. Me encantan sus grabados y me vuelven loco los posters de cine japonés, pero he acabado flipando con cualquier panfletillo de instrucciones, con el packaging de las máscaras anticontaminantes que allí lleva tododios, con una vulgar jardinera de la calle o con una alcantarilla, con los modernos centros comerciales, con los paneles de información del metro…, hasta me daba pena comerme un plato de sushi, joderrr!!!

Posters de cine japonés

Instrucciones del uso de un wc, máscara anti contaminante y alcantariilla japonesa

La escritura

La caligrafía japonesa se considera un arte, pero la verdad es que a cualquier cosa le pones cuatro caracteres japoneses y es otra película, queda deputamadre! Me estoy acordando del cartel “tipográfico” del Festival de Cine Internacional de San Sebastián de este año…, prefiero no entrar a comentarlo porque creo que me da como para otro post, pero ¿qué es eso? ¿un festival internacional o la peli rancia de verano que echan en el frontón de Caparroso? Menos es más, está claro, ya lo dicen los japoneses…, pero ellos lo hacen con otra gracia y con mucho arte. Tú le pones cualquier símbolo tipográfico japonés a ese mismo cartel y hay que ver lo que gana, es como si a Kiko Rivera le pones peluquín y le quitas el micro para que no cante.

Escritura japonesa sobre madera

Cartel del Festival de Cine de San Sebastián 2014 y sus posibles variantes japonesas

Diseño institucional

Cada prefectura o municipio tiene un logo acojonante construido a partir de elementos tipográficos. Igual, igual que aquí, que en la mayoría de los casos tenemos unos escudos heráldicos del pleistoceno… y cuando no, casi es peor. Si el ayuntamiento en cuestión ha tirado la casa por la ventana y se ha lanzado a diseñar un nuevo logo, agarresen los machos! A ver si me explico…, yo no puedo hacerme una camiseta con el logo de Irun o con el escudo de Gipuzkoa…, pero sí con el de Osaka o con el de Hiroshima.

Bnaderas de las prefecturas japonesas

Sopa ramen

Batiburrillo web

En lo que a diseño digital respecta, es otra historia. En el país de la tecnología y de la innovación diseñan unas webs que parecen todas bazares chinos, abarrotadas de contenido, banners y tipografías. No hay por dónde agarrarlas. ¿Dónde está el “menos es más”? ¿Será tendencia? ¿Será cultural? ¿Qué es de la usabilidad, navegabilidad, etc.?

Lo dicho, raros de cojones.

Webs japonesas

Skyline de Tokyo

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